Adondequiera que me volví, veo las pruebas de mi vejez. Había llegado a mi finca y me quejaba de los gastos del edificio que se caía a pedazos…
Si miramos atrás en nuestra vida, en el efímero período que tenemos de existencia y en el que nos toca soportar lo peor y disfrutar de lo mejor, nos damos cuenta de que lo único verdadero que tenemos en nuestro presente es el recuerdo del pasado. Si pudiéramos retomarlo, repetirlo, traerlo al ahora, todo sería diferente, pero el pasado dejaría de ser pasado para llegar a ser presente, y sería efímero, frágil, costoso, pero sobre todo, incierto. Uno lo empieza a comprender más tarde.
“En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”.
Lucio Anneo Séneca