Publicada en 1916, una de las mejores novelas del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis le sirvió para convertirse en rico y en escritor mundialmente reconocido gracias a su ambientación magistral en la Primera Guerra Mundial, una ambientación que se limita meramente a observar y describir, de manera rigurosa, las acciones de los soldados y los efectos que cada combate produce en la gente. Además, la historia de dos familias separadas por su ideología hace de esta novela una joya literaria.
Su historia gira en torno a la familia francesa Desnoyers. El protagonista, Julio Desnoyers, hijo de un republicano llamado Marcelo —que partió hacia Argentina en la época del imperio, en 1870, y allí encontró trabajo y una mujer con la que contrajo matrimonio—, regresa a Francia para reencontrarse con Margarita, una mujer casada con la que mantiene una relación amorosa. Don Marcelo Desnoyers, casado en Argentina con Luisa, una de las hijas de su jefe Madariaga, y el alemán Karl von Hartrott, casado con otra hija del patriarca, Elena, son los dos grandes ejes que dan sentido a esta historia, ya que una vez iniciada la Gran Guerra, las familias quedarán políticamente enfrentadas, con sus naturales consecuencias. Frente a esto, la historia de amor entre Julio —pintor bohemio y bailarín de tango que no tiene conciencia nacional y está acostumbrado a vivir como un rico gracias a la mansión de su padre— y Margarita, y el transcurso de la vida de Marcelo Desnoyers en la mansión que compró en Francia, se convierten en una conmovedora historia.
El estilo de esta novela es exquisito: descripciones minuciosas que ocupan extensos párrafos que dejan en el lector un sabor dulzón, a veces, y otras veces amargo en el paladar; todo depende de la intención del autor al describir, por ejemplo, el modo en que los destellos del sol se reflejan en las ventanas e inciden en las mesas del interior de la casa, o por el contrario la forma en que un alemán es capaz de matar a un francés, persona como él, sin el menor resentimiento. Además, tiene como característica especial la completa objetividad en la voz del narrador, es decir, Vicente Blasco Ibáñez, hombre de izquierdas, aunque está en contra de los alemanes no se para a criticarlos directamente, con lo que tendría la novela un toque juicioso en la voz del narrador; en cambio, lo que hace es introducir personajes que actúan como portavoz de sus ideales: es el caso de Tchernoff, un carpintero comunista que habla a Julio Desnoyers de la imagen bíblica de los cuatro jinetes del Apocalipsis: la Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte.
Con todo esto, además de una historia conmovedora e impresionante, aunque en ella no sucedan acontecimientos de mucha acción —aun tratándose de una novela sobre la Gran Guerra—, este libro es un delicioso legado que endulza el paladar de cualquier lector sensible. Es un libro que recomiendo firmemente, y que estoy seguro de que disfrutarán. Espero que les guste.