Podría decir, claramente y sin ningún tipo de remordimiento, para identificar esta novela, para describirla en su totalidad, que es una obra maestra. Podría decirlo, y de hecho lo digo a voz en grito, pero no estaría bien que dijera eso sin decir el motivo, ¿no? Así que voy a hablar sobre este gran libro.
Desde hacía tiempo estaba detrás de esta novela, siempre me dijeron que era una gran obra, llena de intriga, de acción, de emoción, de calidad literaria, en fin, llena de arte. Hace poco tiempo, más o menos un mes, me hice con el libro, me lo regaló un primo, regalo que le agradezco con toda mi alma, y lo leí en una semana y media, más o menos. Tardé en leerlo, entre otras cosas, porque dispuse de poco tiempo que dedicarle, pues en caso de que lo hubiera tenido, habría devorado literalmente la novela. Tal ha sido el impacto que me ha causado, y la sensación de haberla leído aún me produce un grato recuerdo, a pesar de que ya hace varias semanas que la terminé.
Recuerdo perfectamente las palabras que me dedicó una profesora, a la cual tengo por amiga y compañera del alma, compañera, hablando de este libro. Le dije, al final del curso pasado, que aún no había leído esta novela, que quería hacerlo desde hacía mucho tiempo, pero que aún no había tenido la oportunidad. Y su respuesta, para mi sorpresa y satisfacción, fue la siguiente: “No puedes empezar a estudiar Filología Hispánica sin haber leído esa novela”. Le hice caso, aunque algo tarde, pues el curso ya está empezado, pero mejor tarde que nunca. Cuánto se lo agradezco… Pero ahora voy a dejar de hacer tantas digresiones y voy al grano.
El nombre de la rosa es la primera novela de Umberto Eco, y narra la historia de Adso de Melk. Éste, junto con su maestro Guillermo de Baskerville, llega a una abadía en la que les encarga el abad que investiguen sobre la muerte de un monje. Esta abadía tiene una característica peculiar, y es su biblioteca, cuya entrada está terminantemente prohibida. Al parecer, ese monje se suicidó. De modo que Guillermo y Adso emprenden una investigación en busca de la causa de su suicidio, descubriendo poco después que el resto de los monjes de la abadía empiezan a aparecer muertos, anunciando un pasaje del Apocalipsis, con una señal en común: la lengua y los dedos de la mano derecha de color negro. A partir de aquí se crea una trama de intriga que envuelve al lector hasta el final de las páginas del libro.
Aparte de este argumento, cuya historia es conmovedora y exquisita, el autor utiliza un lenguaje y un estilo totalmente literario, lo cual supone un placer más para el lector. Escribe, a su vez, fragmentos en latín, como si estuviese traduciendo un texto latino y ese fragmento no se pudiese traducir, lo cual también da más realidad a la época en la que nos encontramos, la Edad Media. El estilo me ha impresionado, y me ha proporcionado un placer que libros como los de hoy día no dan.
En fin, no me alargo más. Una recomendación para todo el que no la haya leído: que la lea, no se arrepentirá.