Fray Gabriel Téllez, más conocido como Tirso de Molina, fue un genial y prolífico autor de la época barroca en España. Nació en Madrid, el 24 de marzo de 1579, y falleció en Almazán, Soria, el 12 de marzo de 1648. Aunque sea más reconocido por sus obras teatrales, Tirso de Molina también escribió poesía y prosa. Tirso de Molina fue un hijo de padres sirvientes, es decir, provenía de familia más bien humilde, lo que, en parte, le obligó a tomar los hábitos, ya que, como todos sabemos, la iglesia en aquella época (aunque quizás habría que decir los que tenían la suerte de acceder a ella) era sinónimo de «buena vida». Fue en 1601 cuando tomó los hábitos en el monasterio de San Antolín de Guadalajara. Hasta 1606 no se ordenó sacerdote en Toledo. De su estancia en Toledo sacó los frutos de estudiar Artes y Teología, ya que en esta época fue cuando empezó a componer sus maravillosas obras teatrales. Debido a sus obras, en 1625, el Conde-Duque de Olivares le ordena reclusión en el monasterio de Cuenca por escribir «comedias profanas», e incluso llega a pedir su destierro. Por suerte, con el paso de los años el pueblo se olvidó del escándalo y poco a poco volvió a hacerse un hueco en la sociedad. Una cosa que me ha llamado bastante la atención de Tirso de Molina (sí, lo admito, acabo de enterarme al reunir información para este artículo) es que fue alumno de Lope de Vega, el genial y maravilloso Lope de Vega, autor de tantas comedias y padre de tantos y tantos hijos.
Se tiene constancia de que escribió al menos sesenta obras teatrales, aunque en una de sus recopilaciones él mismo afirmó que tenía escritas más de cuatrocientas piezas, cosa que aún está por confirmar. Sus obras están caracterizadas por unas tramas excelentemente urdidas, unas obras teatrales puramente barrocas de enredo, de capa y espada, o de cualquier tipo de obra de la época. Tirso de Molina escribía todos los tipos de comedia, y lo hacía bien. Una de las características más llamativas era la aparición de la mujer en sus obras y la personalidad que conseguía plasmar en sus personajes. Sus obras más conocidas son El burlador de Sevilla, El condenado por desconfiado, El vergonzoso en palacio, Don Gil de las Calzas Verdes...
Don Gil de las Calzas Verdes es la obra que hoy vengo a recomendar a vosotros, nuestros queridos lectores. Esta obra es, bajo mi humildísimo punto de vista, una obra maestra. Tuve la suerte de verla representada en el teatro Villamarta, teatro de mi ciudad. En la obra se narran las aventuras de doña Juana, una dama que se ve obligada a disfrazarse del galán don Gil de las calas verdes para ir en busca de don Martín, galán que ha manchado el honor de la familia de doña Juana. Cuando doña Juana se empieza a disfrazar de don Gil de las calzas verdes la obra se convierte en un auténtico caos si no has seguido bien el argumento, ya llega a haber en escena hasta cuatro Giles.
En definitiva, una obra muy entretenida que recomiendo a todo el que esté interesado en algo de literatura. Si en tu ciudad se representa no dudes ni un segundo en ir a verla, te aseguro que no te arrepentirás, se pasa un rato muy ameno e interesante.