Ella es una simple perdedora, pero me ha enloquecido.
El café tenía poca concurrencia, llego antes que yo a la cita, nos sentamos en un rincón del local lejos de las ventanas. Descubrí que su nombre era Andrea, su sonrisa tan limpia como la nieve del pico de una montaña. Cenamos, me platico de su desventura, que llevaba ocho meses buscando empleo infructuosamente, y que … Leer más