Juan Marsé nace el 8 de enero de 1933 en Barcelona. Desde muy temprano siente el interés por la narración y gracias al apoyo de una amiga de la familia, Paulina Crusat, publica sus primeros relatos en la revista Ínsula. Éste sería el inicio de una trayectoria literaria repleta de premio y con la que alcanza en 2008 el premio Cervantes. En los más de cincuenta años transcurridos entre los dos eventos, Marsé ha recibido el premio Biblioteca Breve de Seix Barral en 1965 por su novela Últimas tardes con Teresa. Con la novela La muchacha de las bragas de oro es premiado con el Planeta de 1978. Aunque son múltiples los reconocimientos recibidos por el escritor catalán, destacaremos en la década de los noventa el premio Aristeión 1994 por El embrujo de Shangai o el premio Nacional de Narrativa y el de la crítica en 2001 con su novela Rabos de lagartija.
Juan Marsé ha sido englobado dentro de la generación del 50, un grupo de escritores nacido en torno a la Guerra Civil Española y con gran influencia de la misma y de la posguerra en su obra. En el realismo social de algunas de las obras de estos autores se puede observar la crítica social pero también la presencia de la sociedad como un personaje dentro de la propia obra. En general son obras lineales, con una gran importancia del diálogo y en la que los ambientes proletarios son el centro de atención del autor. Ronda del Guinardó, novela de Juan Marsé que recibió el premio Ciudad de Barcelona en 1985, es un buen ejemplo de esta corriente
La trama de esta novela de Marsé es muy sencilla: un comisario tiene que llevar a una joven para reconocer el cuerpo de un hombre que coincide con la descripción del que la violó años atrás. La chica retrasa este momento mientras camina por las calles de Barcelona y recorre algunos de los suburbios que ocupaban en la posguerra los estratos sociales más bajos, pero también muestra algún rasgo de lo que sería la burguesía de la época. Una historia sencilla con la principal finalidad de mostrar la Barcelona de los años cuarenta, la que vivió el escritor en su niñez.
El inicio de la novela propone un marco propicio para una novela negra: comisario, mujer violada, reconocimiento del violador; pero además humaniza al inspector desde las primeras páginas al plantearnos una crisis de pareja en la que la influencia de su mujer y su cuñada, directora del centro de acogida en el que vive la joven violada, nos marcan el perfil poco heroico del inspector. Esta imagen, utilizada por otros escritores de novela negra, nos permite destacar la parte más prosaica y sentimental del investigador, como también hacen Vázquez Montalbán, Camilleri o Petros Markaris, entre otros. En esta situación preliminar el lector espera encontrar una novela policíaca al uso, tradicional, pero Juan Marsé aprovecha este inicio para escribir una novela costumbrista, realista, en la que mostrar la ciudad de Barcelona y sus habitantes en un momento de la historia de España lleno de paradojas, como era la década de los años cuarenta.
Por qué no entró la segunda parte?? así se queda cojo