Ha llegado la primavera, y con ésta, la alterada sangre de los calores y las alergias. Se ha ido, por ende, el invierno de este año, ahora toca esperar el próximo, pero mientras tenemos dos grandes estaciones de calor y alegría, y un nuevo repaso literario de los libros leídos en estos meses.
Voy a hacer breves referencias a todos los libros que he leído desde el Repaso de Otoño, quizá me salte algunos títulos (es posible, porque no todos los tengo apuntados, pero trataré de recordarlos en ese caso), pero los más importantes estarán aquí brevemente referidos. Vamos, pues, a empezar. Como la otra vez, título en cursiva y autor en letra normal precedida de un “de…”. Al final del repaso incluiré la lista de preferencias. Vamos a ello.
Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes. Buen comienzo para el repaso, pero de cualquier manera es el primer libro que leo desde el repaso anterior. Gran novela, sin lugar a dudas, con un reflejo muy bueno de la sociedad de aquella época y una muestra de espontaneidad en el habla y, por tanto, en la pluma de don Miguel Delibes, uno de mis escritores favoritos, genio de entre los genios.
El corazón helado, de Almudena Grandes. Una verdadera delicia, una novela de casi novecientas páginas que se hace corta, con un estilo tan propio de la escritora y una historia preciosa, con unas descripciones bastante minuciosas sobre cualquier tipo de sensación o pensamiento, y un sinfín de párrafos y párrafos que merece la pena releer una y otra vez.
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. Una novela con una idea tan trágica y sin embargo tan real, que pone los vellos de punta y hace al lector ahogar más de un suspiro de fatiga o soltar algún sudor de angustia. Una reflexión sobre la ceguera del mundo que no se puede dejar escapar. Marcada, por supuesto, con el inconfundible estilo literario del escritor portugués.
El Cíclope, de Eurípides. De esta obra no se puede decir nada. Es un drama clásico, y por tanto, simplemente recomendable. De los clásicos no se puede decir nada. Son todos excelentes.
Misericordia, de Benito Pérez Galdós. Una fabulosa novela que retrata a la perfección a la sociedad más baja del Madrid de su tiempo, una anciana que es capaz de mendigar en la puerta de una iglesia con tal de tener contenta a la señora a la que sirve. Absolutamente recomendable.
El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza. Una asombrosa novela que parodia las novelas policíacas que cada vez están más de moda, y traslada el género hasta el siglo I de nuestra era, e incluye a Jesucristo y a sus padres como personajes principales que necesitan desentrañar, con la ayuda de Pomponio, el enigma de un asesinato.
Atlas de Geografía Humana, de Almudena Grandes. Una novela más de esta gran escritora, que sin embargo no me ha llegado a llenar tanto como las demás, pero es evidente, tiene libros preciosos. No obstante, también la recomiendo.
Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez. Una genialidad increíble del gran maestro Márquez. Un giro narrativo con el empleo magistral del tiempo cíclico. Absolutamente recomendable.
Bueno, pues hasta aquí la primera parte del repaso de invierno. Espero que, por ahora, les vayan gustando los títulos. Todos han sido comentados ya en sus correspondientes artículos de los domingos.
Descansen un rato, luego volveremos para continuar con el repaso.