Máxima audiencia (Capítulo 5)

(habían transcurrido cinco años desde mi operación y al despertar me encuentro con el mundo desbaratado y dos extraños personajes que parecían conocerme)

– ¿De que diablos me habla? —el tal Fernando, haciendo mella de una pasividad sobrenatural hizo revivir la pipa de madera envolviéndose en las volutas de su tabaco.
– Ya está bien que despertara, estábamos hasta el gorro de cuidar de usted bella durmiente.
– Pero ¿me puede explicar que diantres ha pasado?
– La situación es fácil de entender aunque compleja al mismo tiempo. Tome un trago de esto mientras le explico lo sucedido —el anciano vacio un extraño licor de color turquesa en una copa panzona y me lo ofreció—. Todo empezó hace cinco años, una semana después de que usted entrara al quirófano. Las tres grandes compañías de televisión decidieron fusionarse en lo que sería un único canal de televisión con fines de entretenimiento y ocio. Aquella operación se llamó “Máxima audiencia”.  Al principio todo funcionó muy bien, ya que los fondos para los nuevos programas eran millonarios, y la sociedad empezó a engancharse todavía más. El ser humano, al ser animal racional y dominante tiene infinitud de debilidades que le hacen bastante vulnerable, y algún listillo, como siempre suele suceder, vio la forma óptima de sacarle partido a estas. Se trataba de Geraldo Ortiz, el director jefe de la nueva cadena. Éste, pronto se dio cuenta del gran poder que tenía en sus manos y de todo lo que podría conseguir en su posición, a si que contrató a un gabinete de psicólogos, ¡escoria mundana! —Al decir esto escupió en la moqueta— e idearon una serie de programas cuya única misión era esclavizar a la plebe. El modus operandis consistía en profundizar en la sensibilidad del público, haciendo que poco a poco la capacidad de comunicarse, racionar o mostrar algún tipo de sentimiento quedara inactivada y a merced de la propia voluntad de Ortiz. Y así es como consiguió hacerse con el poder del país. Pero ahí no acaba todo, —el anciano dio una fuerte calada a la pipa envolviendo la habitación en una espesa bruma dulzona—, consiguió adueñarse con todos los satélites, extendiendo su poder por todo el planeta. Ahora nadie sale de sus casas tan sólo a una cierta hora, es el llamado “Tiempo publicitario”. En fin amigo, es la historia de siempre, cuando una persona se ve presta de poder, se corrompe y consigue convertir cualquier cosa cuyo fin era bueno en la peor ponzoña de la humanidad. Supongo que se preguntará que es lo que le pasó a usted. Pues usted esta aquí gracias al menda. Yo trabajaba como médico en el hospital y me encargaba de sus cuidados cuando usted estaba en coma. Gracias a la ayuda de Doc conseguí aislarle de toda esta traba ocultándolo de los esbirros de Ortiz. Yo por fortuna me libré por mi personal odio a la televisión, jamás tuve una, y  Doc, no se si se habrá dado cuenta, pero es sordo mudo y palomita suelta en todo este embrollo. Y eso es todo, hoy cuando fuimos ha hacerle nuestra visita diaria, vimos que había desaparecido, a si que temimos que la brigada se lo habia llevado para reinsertarle en la nueva sociedad de ineptos.

Continuará…

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