Mañana no será lo que Dios quiera es el último libro del poeta granadino Luis García Montero, y no es un libro de poesía: es más que eso. La vida de Ángel González, uno de los grandes poetas de la generación del medio siglo, cargado de sensibilidad y ligereza en su pluma, cargado de mensajes profundos en cada uno de sus versos, escritos siempre desde lo más profundo de su alma, es relatada y retratada de una manera ejemplar en esta biografía novelada que, en base a unas conversaciones llevadas a cabo para tal fin, ha escrito uno de sus mejores amigos, Luis García Montero.
Por eso, este libro tiene como autoría tanto la firma del poeta granadino, por ser él quien ha contado la historia de manera escrita y quien le ha dado el toque novelístico a una historia de la Guerra Civil Española tan cruda y triste como todas, como la firma de Ángel González. Se trata de la historia de su niñez contada en tercera persona como si fuese una novela común, pero remarcada además por fotografías en blanco y negro de toda la familia y por versos que rememoran cada instante que se cuenta entre estas deliciosas cuatrocientas páginas.
Mañana no será lo que Dios quiera es el título que le ha dado Luis García Montero, y es además uno de los maravillosos versos del verdadero protagonista de esta historia: Ángel González, un niño que tuvo que soportar que su padre muriese a una edad muy temprana a causa de una caprichosa operación de la pierna que sólo le hubiera servido para volver a conducir, un niño que tuvo que ver pasar la guerra ante sus ojos, con todo lo que ello conlleva; en definitiva, una infancia que dejó mella en el que ha sido uno de los mejores poetas españoles del siglo XX, que guarda tras su barba blanca «un mentón demasiado corto y una vida demasiado larga», en palabras del autor-biógrafo. No es una biografía completa, como hacen muchos ahora, sino la historia de su infancia hasta que llegó a Madrid para trabajar como periodista.
Uno de los datos más emocionantes de este libro, por desgracia, es la reciente muerte del poeta al que alude: muerto repentinamente el 12 de enero de 2008, Ángel González ya era objeto de esta biografía, cuya emoción en la escritura aumentó a la hora de retomar el trabajo, pues sabía Luis que su amigo ya no llegaría a ver en sus manos, ni en las de nadie, el libro que él quería enseñarle al mundo.
Ha sido una lectura que me ha resultado emocionante en cada página, sobre todo cuando se veía venir un nuevo poema que enmarcaba cada capítulo y sacaba una lágrima y un suspiro del lector. Y una historia enternecedora, una de las mejores historias de amor —como dijo Joaquín Sabina— que se hayan escrito: «la novela que me gustaría cantar». Un libro, por tanto, muy recomendable para todos los que gustaron de leer los versos del poeta ovetense y quieran tener un último recuerdo de su persona. Espero que les guste.