Jimena de Asbaje y Ramírez vivió entre los años 1648 y 1695 en México, dentro de la colonia española y es una de las grandes figuras históricas que encarna la figura de la paz, quizás por no comprenderla ingenuamente. Jimena es conocida como “Sor Juana Inés de la Cruz”. Ella era moja y poetisa. Era una mujer muy inspiradora que poco tenia que ver con su época, y a pasar de eso tuvo la capacidad para poder desarrollar su talento imponiéndose a los limites que existían en aquella época para las mujeres.
A través de su escritura Sor Juana retrata la paz como un equilibrio (dinámico y conciente) entre los opuestos naturales que existen en la naturaleza.
La paz no se encuentra ni se reciben actitud pasiva, sino que es un proceso que hay que entablar en forma comprometida que cada uno puede y debe vivir en su interior, desde la inteligencia y la espiritualidad, mezclándola en ciertas ocasiones con los anhelos propios.
Sor Juana Inés de la Cruz fue una persona que contaba con una mente prodigiosa, y una vida en donde se mostraba una gran pasión por las cosas que emprendía. Eso nos revela su poesía, que nunca queda en lo sencillo ante las paradojas de la vida, sino que abarca la palabra lírica como una forma de arribar al alma construyendo caminos que nos guíen hacia una paz tangible en la realidad. Paz que ella entendió y tuvo la certeza de poder cultivar.
Te brindamos algunas estrofas en donde veremos este magnifico espíritu puesto de manifiesto:
En perseguirme, Mundo
¿qué interesas?
(a la incomprensión humana)
en perseguirme, Mundo ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner belleza en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
Y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.