Les voy a hablar hoy de un libro que me ha impactado de verdad, un libro que me ha dejado un sabor dulzón en la boca, un sabor que creo que no se irá nunca de mi lengua. Estoy hablando de la novela La Casa de los Espíritus, de la escritora chilena Isabel Allende.
La Casa de los Espíritus narra con un estilo más que propio la vida de una familia de terratenientes latinoamericanos, contando desde los días más felices de su poder hasta los más tristes. Los miembros de esta familia están condenados a sufrir una desgracia tras otra, alternándose éstas con prósperos momentos de felicidad. En la familia hay una niña llamada Clara que tiene por costumbre anotar los datos o las ideas más importantes de su vida en una libreta a la que llama su “cuaderno de anotar la vida”. Esta niña tiene una capacidad especial: puede ver espíritus, puede predecir el futuro y tiene poderes mentales. Hay, por ejemplo, una escena –y no revelo nada importante– en que está sentada en la sala donde está el piano y toca a Chopin sin necesidad de levantar la tapa del instrumento, al mismo tiempo que se mueve con la silla por toda la habitación sin tocar el suelo con los pies ni con las manos.
Me habían dicho que esta escritora tiene dos polos en el público: o enamora o, simplemente, no gusta. Estoy de acuerdo en que no guste a cierta gente, porque cada uno tiene sus propios gustos, pero creo que habrá poca gente a la que no le guste el estilo de Allende. Escribe en una prosa tan viva, tan exquisita, tan eficaz para las sensaciones del receptor –en este caso, yo–, tan placentera, que uno no puede dejar de leer el libro hasta que ha llegado hasta una puntuación verdaderamente fuerte, el final de un capítulo, por ejemplo. Recuerdo que el primer día que tomé el libro entre mis manos y me dispuse a leerlo, me dio leyendo la una de la madrugada, a sabiendas de que era domingo y al día siguiente tenía clase, y llevaba leyendo desde las diez. Imagínense, pues, cómo cautiva la manera de escribir de Isabel.
Ha sido la primera novela que he leído de la escritora, pero estoy seguro de que no va a ser la última. Me ha producido una sensación que no todos los libros logran hacerme sentir. El único problema que he encontrado, sin meterme con el estilo, es un error gramatical que está presente en toda la novela, o mejor dicho, en su mayor parte, porque de vez en cuando lo corrige inconscientemente. Este error es el queísmo. En todas las expresiones dice, por ejemplo, “se dio cuenta que había pasado…”. En fin, son datos realmente insignificantes, peores faltas se ven en otras novelas y otros novelistas de hoy día. He quedado, no obstante, contento con la lectura de este libro. Además, hay algo curioso en su estilo, un dato que ya he mencionado de otros autores también, y es que está narrando la historia, y después de grandes párrafos –que son larguísimos, como a mí me gustan siempre–, escribe una frase de dos líneas advirtiéndonos de que algo va a pasar con ese personaje, lo cual supone otro vuelco de emoción en la lectura, otro detalle más que nos engancha y hace que no queramos dejar de leer.
Una buena experiencia, no me cabe la menor duda. Lo recomiendo firmemente. La Casa de los Espíritus. Isabel Allende. Léanla.
Tengo un caso con mi padre que esta muy mal, necesito de mucha ayuda y sujerencias, porque n quiero que le pase nada malo a mi papá, sabes mi papá escucha voces de una persona muy real que le ordena hacer de todo y se le asoma personas en su visión cada ves mas se esta en loqueciendo y perdiendo su mentalidad sinceramente no se quehacer estoy muy triste y preocupado al no poder hacer nada por el, los espiritus malos lo persiguen mucho y en la noche tiene fuertes pesadillas no logra dormir casi nada, se siente con miedo y triste a la ves, por favor sugierame algo ya no se que hacer con mi padre este espiritu malo lo esta acabando a su persona, cualquier cosa estare muy pendiente de ete correo pàra saber como y que debo hacer en estos casos muy rars.
Alicia, lamento decirte que el artículo en que acabas de comentar se limita a la ficción de una novela espléndida de Isabel Allende. No obstante, conozco algún caso parecido de ver espíritus y escuchar voces. He leído sobre el tema y he tenido alguna experiencia con seres cercanos. Creo que se trata de la psicosis, y eso es algo que sólo se puede tratar con química y seguimiento de un psiquiatra especialista en el tema. Ojalá tengas suerte.
Un saludo
yo concuerdo contigo Jorge, cuando lei La Casa De Los Espiritus me paso lo mismo, comenze como a las 8 de la noche y no pude para hasta pasada las 2 de la madrugada.
es un muy buen libro, por eso es mi favorito, la forma de narrativa de Isabel Allende hace que todos sus libros sean muy gratos de leer.
Muchas gracias, Pia. En efecto, cuando leí La casa de los espíritus quedé sorprendido y con ganas de más. Este verano leí Eva Luna y, aunque no me gustó tanto como la obra maestra de Isabel Allende, fue de muy grata lectura. Tiene un estilo literario que me gusta mucho, y además maneja bien el tiempo narrativo y conecta muy bien las escenas aunque estén a 100 páginas de distancia.
Gracias por firmar.
Un saludo.
he conocido mucha gente que no le gusta el estilo de isabel allende, algunos la consideran un «mala copia» de garcia marquez, pero personalmente, opino lo contrario: me encanta.
este libro «la casa de los espiritus» tambien me dejo desvelada, es atrapante desde la primera pagina, cuando empiezas ya no quieres soltarlo. te causa una gran ansiedad por querer terminarlo y el final, es simplemente increíble y te deja con grandes misterios.
te recomendaría que te leyeras también: hija de la fortuna y retrato en sepia, ya que junto con la casa de los espiritus,se complementan bastante bien, ya que tienen algunos personajes en común.
Tomo nota. Hija de la fortuna es una de mis lecturas pendientes de Allende. Me gusta mucho su estilo, aunque se compare con el de García Márquez. Precisamente es eso, comparar, lo que no hay que hacer: La casa de los espíritus tiene claros paralelismos con Cien años de Soledad, pero eso no la convierte en una obra fallida. Uno de los éxitos del Quijote fue, precisamente, su paralelismo con las novelas de caballerías, ¿no crees?
Gracias por tu comentario.