No sé si la culpa la tuvo los pinos o quizás el viento que comenzó a surcar por el cielo arrastrando viejas jumas que chocaban en mi rostro. Pero eso ya no importa, porque ahora estoy entre viñales acariciando la escarcha del rocío con mis manos agrietadas por los años vividos, por los recuerdos de otros tiempos. Ahora todo ha pasado y sólo quedan recuerdos, recuerdos de otras épocas, recuerdos de locuras, recuerdos de amores insanos, recuerdos de aventuras. Pues son fotografías las imágenes de la memoria que invaden mi cuerpo desnudo en estos días de otoño. Tengo recuerdos de batallas apoyados en la barra brindando por el presente sin importarnos el mañana. Imágenes de mil sonrisas cómplices, de mil barbaries. Una mano amiga que siempre me dio aire. Resacas y resacas en intempestivas horas de semana, expediciones con machete por un mundo que renace ante nuestros ojos con una adolescencia recién estrenada. Ahora el tiempo se ha ido, ya no me queda nada, sólo estos recuerdos de mis viejos camaradas. Y es que cuando uno ya es viejo evoca las épocas de juventud. Llegado a este punto me hallo derrotado en la evidencia que después de tanto tiempo sólo me quedan tres vicios: El tabaco, el recuerdo y el amor por mis viejos camaradas.
Y esto fue, es y sera siempre asi. Si de algo estoy seguro hoy día, es que por duras que sean las batallas, siempre sera posible salir airoso de tales gestas con tan peculiares compañeros de armas. Gracias por tus palabras de animo en tiempos dificiles, casi sin darme cuenta ya ha pasado un año de aquella epoca en que solo veia derrota y desesperanza.
Un abrazo y para no variar, nos vemos en los bares.
Aun nos quedan muchas batallas hermano! Aún reventamos por donde vamos, aunque tengamos mas ardores los domingos. Quedan muchas páginas en blanco por escribir.
Quisiera tener una minima parte del talento que tienes para escribir y asi poder expresarte como es debido la grandioso e importante que eres.