En tonos blanco y negro una lágrima cae sobre el vaso de whiskey. El sonido de un piano, el calor de un cigarrillo, el apoyo de una barra, el olor de una dama, un hombre triste y derrotado. Llegan los recuerdos atropellando al corazón, un corazón curtido por los más mundanos burdeles, los golpes de mejilla y una barba de tres días. Dentro de la copa, entre los hielos, aparecen efímeras escenas de un Paris floreado y glorioso, con sábanas revueltas, con noches de pasión. Vuelve a sonar aquella melodía de los tiempos mejores. Una nueva lágrima, un nuevo cigarro sobre los labios más duros de Hollywood. Una puerta se abre y entre la bruma ella se desliza hacia el bar, arrastrando consigo el Paris de 1930. “Tócala de nuevo Sam, si ella pudo soportarlo yo también podré”
Que peliculón que descubrí gracias a ti. También buenísima «Sueños de un seductor» de Woody Allen.
Gran pelicula y gran actor, que dan sentido a un gran momento. Me estremezco al pensar en esta escena y en esta frase. Pero creo que me quedo con otro lapidario comentario de esta pelicual: «Creo que este es el comienzo de una bonita amistad».
Un saludo y, para no variar, nos vemos en los bares.