El escritor, poeta y pintor suizo de origen alemán Hermann Hesse, ganador del Premio Nobel de literatura en el año 1946 como reconocimiento a su trayectoria literaria, nació en Alemania en 1877 y murió en Suiza en 1962. Fue un chico con problemas psicológicos: con quince años intentó suicidarse y luego tuvo que someterse al cuidado de un discípulo de Jung el psicólogo. Los diferentes pensamientos pesimistas de la vida, las diferentes reflexiones sobre el mundo que lo llevaron a intentar el suicidio, se pueden leer entre líneas en muchas de sus obras, sobre todo en Demian. A raíz de una crítica hecha a Alemania durante la Primera Guerra Mundial, sufrió el abandono de muchos amigos, abandono que, sumado a su fracaso matrimonial y a la muerte de su padre, lo llevó a Suiza en 1919, donde se nacionalizó dos años más tarde. Su muerte a los 85 años se debió a una hemorragia cerebral que lo atacó durante el sueño.
Publicada en 1930, Narciso y Goldmundo es una de sus mejores novelas donde propone la unión de los polos opuestos: la naturaleza y el espíritu, el arte y la ciencia, la mente y los sentidos, en dos personajes opuestos que son Narciso —un joven novicio que ha sido nombrado ayudante de las clases de griego clásico en el convento de Mariabronn y que tiene la capacidad de leer con profundidad en el alma de las personas— y Goldmundo —un chico con la sensibilidad del artista que ingresa en el convento por orden de su padre y luego emprende una búsqueda de sí mismo por medio del arte inspirado por la imagen perdida de su madre—. Los dos personajes representan los dos pilares de la personalidad: el racionalismo y el empirismo, dos polos opuestos que en realidad necesitan retroalimentarse.
La novela está construida en capítulos breves pero muy intensos, cada uno de los cuales es necesario reposar tras la lectura. Con una prosa muy cuidada, con un lenguaje extraordinariamente pulido, con una sensibilidad digna del mejor Hesse, esta obra nos transporta al pensamiento del artista que es Goldmundo y nos hace acompañar sus emociones en su errante camino hacia la verdad, lleno de obstáculos, de pasiones carnales, de encuentros fortuitos y de oportunidades por convertirse en un magnífico escultor. Su cabello rubio, la hermosura de su rostro y su zarca mirada embellecerán la imaginación del lector, que de seguro se sentirá identificado en alguna de las aristas de la personalidad de Goldmundo, un personaje muy bien definido, ejemplar.
En la editorial Edhasa, con motivo de la celebración de sus 60 años, se editó en marzo de 2007 esta obra en la Colección Diamante: es un libro pequeño, en formato de bolsillo pero en pasta dura, que merece la pena guardar en la estantería para próximas relecturas. Es una obra excepcional que todos los amantes no sólo de la lectura y la filosofía, sino también de la vida misma, deberían leer, porque después de esta experiencia se ve el mundo de un modo distinto. Es, por tanto, uno de esos libros que te cambian la vida. Lo corroboro.
Un tipo con el que coincidí un verano decía que la primera novela de este autor que te leías te fascinaba, y la segunda no te gustaba nada. Los tres ocuatro que estabamos allí con él cuando dijo aquello habíamos tenido esta experiencia. ¿Se debe a lo convulso de su visión de las cosas, a su temas tan variados?
Luis, mi experiencia ha sido exactamente al revés: yo llegué a Hesse mediante Siddhartha, que es una novela excelente, y Narciso y Goldmundo es la segunda que he leído (después de tres lecturas de la anterior) y, sin embargo, me ha gustado muchísimo más. Quizás lo que hay que hacer es reposar las lecturas de este autor, yo hace un año que no leía nada de Hesse. Pero bueno, la experiencia de cada uno es diferente. Si no la has leído, te la recomiendo, es maravillosa.
Un saludo
Leer a Hesse es delicioso… Yo he leído Siddhartha, Demian y Lobo Estepario…Espero poder conseguir Narciso y Goldmund, me parece por demás interesante, cuando surge la controversia de qué es mejor, cuando en realidad las cosas son complementarias, y no puede haber un equilibrio si no se tienen ambas.
Como vas a morir Narciso si no tienes una madre?. Si no tienes madre no es posible amar. Sin madre no es posible morir…
Queda claro que hay en las almas rasgos paternales y maternales, y que alientan en cada uno de nosotros, sacan a relucir nuestra escencia tan indiscutible. Esa que marcan nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestros caminos. Si es que Hesse me deja pensando, me alegra porque es algo bueno. Resultan muy validos sus analisis e interpretaciones acerca del tipo de camino que uno adopta y de la manera que uno expresa lo vive en su interior. Ya sea por el camino del arte o del pensamiento; del mundo de las imágenes arrancadas de la mente y transfiguradas a una pieza de arte, un lienzo un poema, etc; del mundo del pensamiento logico, la filisofia, teologia.
Prima en cada uno la imagen de quienes nos han dado vida. Es mas fuerte a veces una de ellas y con la cual nos identificamos mas. Ninguna figura es mas valida que la otra, simplemente es correcto entender cual habita en uno y entregarse plenamente a ella. De esta manera te valdras de la herramienta y el potencial que nacio contigo para poder transitar esta vida siendo quien eres sin represiones.
Vivia en Goldmundo su madre, ella lo llevaba, lo hacia sentir a flor de piel, lo hacia amar, lo hacia sufrir y finalmente morir. El instinto lo llevo a vivir una constante experiencia, la de la prueba y error, imposible de aprender en los libros.