Arropado en el calor del café dejo que me acaricie el sol de la mañana. La cafetería se va llenando poco a poco, al igual que se filtran los rayos por la ventana de madera. Olor a tostadas, a periódicos y a humo de cigarrillos. Mientras leo el titular de la mañana, una joven, provista de gabán y petate, se sienta a mi lado. No nos conocemos pero ella me da conversación y yo la acepto. Tras unas horas de charla nos marchamos del bar por dos caminos distintos. La diferencia es que antes éramos dos desconocidos y ahora dos amigos que habían quedado para cenar.
«El arte no sólo es la creación de cosas sino que es el pensar que con esas cosas podrías transformar el mundo.»