Sentado en una silla, la luz penetra sobre la ventana alumbrando los penachos de un canario hastiado de vivir. Ansía la libertad de sus orígenes, el canto enérgico que le lleva hacía las hembras de su linaje. Es en este habítaculo, plagado de viejas fotografías, de humo, de pena, donde veo aumentar el tedio de un verano crepúscular. Me vienen a la memoria los besos que nunca he dado y los que quiero dar. Me consumo con las aspas del ventilador, que juega eterno, a mover la bruma de mis cigarrillos. ¿Donde está el arte? ¿Dónde la belleza? y es el ver tus ojos en las fotografias para darme cuenta de que allí donde se abren las lagunas de tu entendimiento, brota la mayor belleza del mundo, pues es el brillo de tus ojos lo que me indica que existes, que estas a mi lado, que estas viva.
«El conocimiento de la belleza es el verdadero camino y el primer peldaño para la comprensión de las cosas que son buenas»
John Ruskin (1819-1900) Crítico y escritor británico.