Me diste un beso cuando yo te pedía vino, me emborrachaste entre tus brazos cuando yo sólo quería cariño. Me mordiste los labios, me robaste los ojos, te lo llevaste todo. Ahora veo derrumbarse los pilares de tu tierra, de tu vida, y acudes a mí, a pedirme lo mío y lo que un día me diste. Sólo nos une un papel, sólo nos mantiene mi sueldo, sólo me tienes a mí y yo dependo de ti como un niño acongojado, como un domingo a la resaca, como un todo sin nada. Ahora, ahora que todo acaba, que te desmoronas y fatigas con el transcurso de la vida y de las deudas, me pides la misericordia que un día me diste, y yo tengo que aceptar y quedarme sin nada para dártelo, para llenar tus bolsillos, para que tu sigas siendo el banco que endeuda mi vida y yo en pobre hipotecado que mantienen tus carnes. Cuando te lo lleves todo, sólo me quedará el amor de mi esposa y a ti las casas que hipotecas, esto es el amor de mercado.
«Un puñado de dinero significa estabilidad, un puñado de cosas pero al final se acaba. Un beso es algo que dura un segundo, no da estabilidad ni un puñado de cosas pero el que lo recibe se siente el hombre mas rico del mundo y eso es algo que dura toda la vida.»
Anónimo.