Eduardo Mendicutti (1948, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz), escritor y periodista, es el paradigma de autor de novela gay, a quien siguen todos los que cultivan ese género literario. A lo largo de su obra ha tratado siempre el tema de la homosexualidad, con frecuencia visto como una atención especial al bicho raro, al ser extraño de la sociedad que en los comienzos de su obra era el homosexual. Su papel en este ámbito es destacable, y la popularidad que han alcanzado sus novelas merece buena atención por parte de la crítica. Novelas como Tatuaje (1973, Premio Sésamo), Una mala noche la tiene cualquiera (1982, Premio de novela corta Ciudad de Barbastro), Siete contra Georgia (1987, finalista del premio Sonrisa Vertical de novela erótica), El palomo cojo (1991, Premio Nacional de Narrativa en 1992) o El ángel descuidado (2002, Premio Andalucía de la Crítica) son las más conocidas de una amplia lista de novelas. Algunos de sus libros, como El palomo cojo, entre otros, han sido llevados a la gran pantalla.
Su última novela, Mae West y yo (2011), refleja al cinéfilo Mendicutti en un discurso de 250 páginas lleno de alusiones a películas, actores, actrices y anécdotas de la vida privada de éstos, referencias que ilustran una narración a dos voces de una historia con un marcado carpe diem entre sus líneas.
Felipe Bonasera, un diplomático y aficionado ventrílocuo, viene a pasar unos días de julio a una urbanización sanluqueña llamada Villa Horacia Village & Resorts, donde se aloja en el chalé ocasionalmente vacío de su primo Jerónimo Hidalgo. Al llegar, se encuentra con un jovencito atractivo que despierta en él un deseo que su miembro más enfermo no puede sentir: Felipe es homosexual y acaban de darle una mala noticia sobre su enfermedad, y por eso se ha venido a pasar unos días a Sanlúcar, dejando en Madrid sus tres muñecas —Marilyn, Marlene y Mae— con las que hacía sus números de ventriloquia. Pero la voz de una de las tres muñecas, la más descarada, la de Mae West, no lo abandona a lo largo de sus vacaciones, hasta el punto de que es una de las narradoras: se trata de su cansado miembro viril, que no deja de entrometerse en su narración.
Asimismo, Felipe siente curiosidad por la vecina de enfrente, la madre del muchacho, cuyo marido ha desaparecido, y gracias a los artículos informativos de Paco Luna en un periódico local sobre el «caso Meneses» se entera de cómo van las investigaciones. Mientras tanto, Felipe, ahora aficionado al fútbol por no tener otro entretenimiento, sigue los últimos partidos del mundial de Sudáfrica, que gana La Roja, sin dejar de pensar en ningún momento en su grave enfermedad y en la muerte.
El lector encontrará una interesante reflexión sobre la vida y la muerte, sobre lo importante que es aprovechar cada momento, máxime si el final se acerca; reflexión que endulza en parte con sus intromisiones, sus bromas, sus críticas a toda la gente como si fueran personajes cinematográficos, la voz -sin pelos en la lengua- de Mae West.
la más descarada, la de Mae West, no lo abandona a lo largo de sus vacaciones, hasta el punto de que es una de las narradoras: se trata de su cansado miembro viril, que no deja de entrometerse en su narración.