Hacía ya tiempo que quería leer este libro, pues muchos me habían dicho que es bastante divertido. He tenido el placer de leerlo este fin de semana, en la tarde del sábado, en dos horas, y me he reído bastante. Ya el otro libro de la voz de los Mojinos Escozíos, el Sevilla, me gustó, pero este me ha entretenido más. Fueron dos horas bastante divertidas las que pasé el sábado con este libro.
Diario de un ninja, escrito por Miguel Ángel Rodríguez con ese tono humorístico que sólo él sabe lograr, narra la historia de un ninja que tiene la obligación moral de ayudar a la gente, como si de un mecánico o un electricista se tratara –o se tratase, como dice en el libro–, pero con sus técnicas. Según él mismo, había hecho un curso por correspondencia para convertirse en guerrero ninja, en el que había aprendido “más de doscientas formas de matar a una persona y ocho maneras diferentes de endiñar un guantazo”. Después aprenderá unas cuantas formas más de pegar un guantazo. Así que, “con la habilidad que [les] caracteriza, con la destreza que [les] distingue y con la velocidad con la que [ejecutan] las emergencias los ninjas”, Miguel Ángel Rodríguez, ninja nipón de profesión en este libro, se dispone a hacer diferentes favores a sus convecinos, los cuales nunca terminan bien parados. Siempre hay algún problema, que generalmente termina en golpes bajos para el protagonista, que le impide hacer su trabajo. Y, por supuesto, como la labor de un ninja es no abusar nunca de sus poderes y respetar al prójimo “por muy mal que huela”, el Sevilla no puede desenfundar su espada samurái, porque entonces tendría que matar a alguien antes de guardarla, según dice la tradición japonesa.
Es un libro bastante divertido, a mí me ha gustado porque es muy ameno y se puede leer perfectamente en dos horas sentado en el sofá con un par de cafés al lado –u otro tipo de bebida, que siempre cabe…–, además de no tener, y fuera ya del humor, demasiadas faltas de ortografía y de gramática, porque, viendo lo que hay en las nuevas novelas… En fin, no se lo pierdan, seguro que se divertirán, seguro que les gustará esta recopilación de monólogos. Además, el libro viene con un doble CD en el que el propio autor lee el libro. Yo no lo he escuchado, yo me he limitado a leer el libro, pero estoy seguro de que con el CD debe de ser aún más divertido, sólo por escuchar la manera de hablar que tiene el mojino número uno (y me refiero a la voz del grupo, fuera las palabras malsonantes, que se llaman así en el mundo de la música).
Hacía tiempo que quería leer un libro que me despejara de tanta filosofía, tanta literatura, tanta belleza en su mejor parte; quería leer algo que me hiciera reír para después volver a la costumbre de leer libros serios en su mayoría, y Miguel Ángel Rodríguez con este libro lo ha conseguido. Espero que lo consiga con los que se decidan a leerlo.