En la tempestad de tus ojos, en el engaño de antemano, en la penumbra ya nublada, en las manos frías y frágiles. En los ojos tristes, en las lágrimas secas que recorren mis mejillas y mi alma. En la oscuridad de la realidad. Estoy tirada entre piedras en el suelo.
Siento y creo que soy de vez en cuando marginada. Esas miradas penetrantes de la vida, me lastiman sin querer. Es esa rabia, aquel despecho que me hace enrojecer al verte. Nunca imagine este dolor que se ha ido con el paso de los días. Nunca imagine la recompensa al cariño, al amor.
De una ida a otro termina el amor, como termina el invierno y se inicia el verano.
Se fue, ya nunca regresara, esos besos que me diste alguna vez, recuerdos que quedaran en el aire, en las hojas que piso constantemente y sin querer. Es ese el dolor que llego, que percibo en le aire, que siento en mi corazón que revivió mi alma.
Aquellas miradas ocasas, aquel resentimiento, aquella rabia ilógica, desecho sean tal vez. Me escudriño entre tinieblas como aquellas que no puedo ver, mis ojos ya no saben leer, mi corazón esta frágil, acabo de caer. Como cae una hoja de un árbol.