Entre los papeles se encontraba una hoja tamaño carta, donde yacían unas pequeñas manos pintadas en acuarelas amrillas y rojas, mi nombre en la esquina inferior derecha; se trataba de un dibujo hecho por mí en la infancia. Mi vista reconoció la letra del tío Camilo, era una especie de carta dirigida hacia mí.
Marco, mi querido sobrino. Bien sabes que te quiero como a un hijo propio. Tu hermana Carolina y tú han iluminado mi existencia, cuando Dios me dió la oportunidad de vivir y de tenerlos conmigo, cuando las fuerzas me faltaban, ustedes fueron mi motivo de seguir luchando, por prevalecer, por no ser exterminados. Si tienes en tu mano esta carta y el contenido que déjo en este sobre, será porque la terrible tragedia se vuelve a repetir. He pedido a mi gran amigo el Doctor Noriega que cuide de esta revelación, hasta el momento oportuno.
Este es el momento oportuno.
La vida no me fue suficiente para poder explicarte muchas cosas, a pesar de tu enfermedad, de tu inconciencia, sé que algún día volveras a ser el hombre de antes, te convertiras en un médico destacado, como sismpre lo has soñado.
Lucha siempre, la situación con seres extraños, aunque parezca raro en mí hablar de ello, nunca estuve más sensato para recomendartelo. Pues el momento ha llegado, la matanza nunca será suficiente. Después de que viajamos una gran cantidad de hombres, tal vez cinco mil, policias y soldados, nunca será suficiente.
Autor: Martín Guevara Treviño
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