Los coches transitaban por las avenidas de la ciudad, como las hormigas en ese camino que forman de ruta, así debían de verse los automóviles si alguien los viera desde el cielo, los peatones se mostraban indiferentes ante su andar, la mañana transcurría apacible, el cielo amenazaba con dejarnos caer su lluvia. En el interior del automóvil del doctor Noriega se sentía un calor húmedo, abrí el cristal de la ventanilla para dejar entrar el aire. El doctor condujo con plena precaución mientras me narraba esa historia que había guardado por muchos años.
—Aprecio mucho a tu familia, Marco. Fuiste un alumno excelente en cuestión de medicina. Pero todo eso lo perdiste debido a un desequilibrio mental… un desequilibrio que surgió a causa de acontecimientos oscuros, por eso es que me preocupa lo que le está ocurriendo a tu hermana Carolina.
—Le soy sincero, doctor. Existen lagunas en mi pasado, no puedo recordar quién fui ni que hice en el pasado.
—Debes conocer la verdad. Cuando abordaste el tema de la muerte de tus padres me llené de incertidumbre, pero ahora veo que es momento de que reconstruyas tu pasado y vuelvas a vivir. —el doctor respira profundo como si lo que me fuera a decir le pesara—. Tus padres murieron trágicamente. Fue un acontecimiento que consternó a la ciudad entera, todas las noticias abordaban el tema, tu padre aparecía como el asesino de tu madre y luego él mismo se había suicidado. Pero la realidad es aun más terrible.
Autor: Martín Guevara Treviño
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