Brujas Infiltradas (46 Laberinto de verdades)

Con ese hablar pausado y misterioso del Doctor Noriega, un hablar que le da la edad, descubrí en su propia voz algo que me heló la sangre. La muerte de mis padres fue el crimen más sonado de la época, según las versiones oficiales alguien entró a robar en nuestra casa y dió muerte a puñaladas a la pareja, más sin embargo el Doctor Noriega me contó la versión que el tío Camilo le había confiado. Mi padre fue en realidad quien asesinó a mi madre, y después él mismo se suicidó. Pero las razones eran un misterio. Ante la consternación que provocaron en mí semejantes descubrimientos, me propuso llevar al día siguiente un paquete que el Tío Camilo dejó en su poder destinado para mí, pero que debería ser entregado hasta que yo estuviera en la capacidad de afrontar la realidad. A lo cual el doctor creía conveniente hacerlo, tomando en cuenta también su avanzada edad y no quería morir sin cumplir con el encargo.

     Volví a casa dominando mi estado de nerviosismo, un resplandor abría camino en mi cabeza y ya podía controlar cada vez más los desequilibrios que me sumían en agonía.

      En casa ordené a Roberto que dispusiera lo necesario, que el vehículo necesitaba estar en marcha al día siguiente, del mismo modo dije a Simona que prohibiera la entrada a la señorita Elisa Carpe, que jamás sería bienvenida.  Subí a la habitación de Carolina, un temor se clavaba en mí, decidí no separarme de ella, temí que le pasara algo grave.

Continuará…

Autor: Martín Guevara Treviño

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