La profesora nombró al alumno más inteligente y más intolerable de la clase para que saliese a la pizarra, a lo que él, orgulloso de su indiferencia con respecto al resto de sus compañeros, satisfecho por ser el que besaba el suelo que pisaba la docente, accedió a su petición y tomó una tiza nueva del cajón. Escríbame ahí algo con sentimiento, dijo entonces la profesora. Y el chico no hizo otra cosa que plasmar, con breves trazos, las tres mejores letras del abecedario de nuestra lengua. Qué significa eso, preguntó la profesora para que el chico reflexionara. Éste le respondió con la mayor brevedad que pudo extraer de su trasfondo. La profesora sonrió, se dio la vuelta y con voz temblorosa anunció que la clase había terminado.
“TQM: Son tres letras que simbolizan tres palabras que representan un sentimiento que se propaga por todos los placeres”.