El tiempo no pasa en balde, lo sabemos, todos somos conscientes de ello y en muchas, muchísimas, incontables ocasiones nos damos cuenta. Pero no nos damos cuenta, por mucho que lo digamos, por mucho, también, que lo intentemos, de que el tiempo, si bien pasa como el viento, corre, fluye y no se detiene por nada del mundo, no deja atrás todo lo que puede llevar delante. Habremos, pues, de colocarnos delante del tiempo, con las personas a las que queremos, y colocar, en ese caso, a las que no queremos, en cualquier caso pocas, detrás del tiempo, pero centrarnos, sin embargo, en que nosotros, ella, yo, él, ella, todos los que se quieren, todos los que se aman, nadie, decíamos, quede fuera de su lugar. Si nos detenemos a pensar en lo importantes que llegan a ser muchas personas que ni siquiera imaginábamos, hace algunos años, a nuestro lado, el tiempo dejará de transcurrir, y cuando transcurra con la velocidad de la luz, como tantas veces podemos comprobar en nuestros días, tendremos que ponernos a su altura y aprovechar con todas nuestras fuerzas, utilizando todos nuestros recursos, ese amor que nos ata a esa persona que nos tiene atados: ella, o él, cada uno en lo suyo.
Cuántas veces soñaría, cuántas mañanas, que el despertador hacía su labor, despertarme, y al mirar a mi lado encontrara, allí, recostada en la cama, silenciosa, dormidita, la belleza a la que todos los días agradezco que me conceda la vida. Entonces agradezco que el tiempo transcurra mientras estoy junto a ella, que no se extinga.
“Cuando te das cuenta que quieres pasar el resto de tu vida con una persona, quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible”.
Billy Cristal