La tarde cae encima de mis espaldas y no puedo remediarlo. Caen sobre mí todos los pesares que fui acumulando ha varios días, cubren mis espaldas, hunden mis piernas. Me resigno a soportar todo ese peso, toda esa incomodidad pasa a formar parte de mi cuerpo, y vuelvo a pensar en lo que tendré más arriba dentro de otro tiempo, cuando haya vuelto a reunir tantas penas, tantos pesares, tantos lamentos. Entonces, veo que lo que hoy cargo a mis hombros no es más que un pequeño rastro de todo lo que he tenido que cargar a lo largo de mis días, y que todo lo que me queda por cargar, que está aún por venir, no será sino el pedazo que le falta a mi alma para estar completa. Costalero me asomo al precipicio inclinado de mis penas, costalero espero el resto de ellas, costalero me limito a guardar silencio hasta que muera.
Hoy necesito tus besos, mañana quizá los añore, pasado, si no los tengo, moriré de amores. Merezco un peso más por parte de esos labios, hoy los necesito, los necesito demasiado…
“Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.
Dr. Jekyll
sexo y amor