Si ya una vez el grandísimo Borges lo dijo: «No es acaso la vida un puñado de instantes» Pues eso, a partir de ahora doy inicio a esta nueva sección donde iré desgranando todos aquellos instantes de los que se ve embargada la vida. Espero que lo disfruten. Un saludo:
¿Qué decir en estos momentos de desconcierto, de dudas y lamentos? El tiempo transcurre impasible ante la mirada de unos deshilachados ojos, desgastados por la rutina, el tedio, el odio. Siento los rayos del sol refractarse en la encimera donde una noche de pasión quedó desbordada la evidencia de unos ojos pardos buscando el consuelo de los labios del pecado. Te besé y aquello significó la caída de un imperio, de un mundo, de mis sueños. Y ahora que el tiempo ha pasado, su mano negra e imparcial, eliminó todo lo terrenal y mundano. Recuerdo tu sonrisa en los primeros días de mayo, un mayo recién estrenado donde tu belleza alcanzaba niveles máximos, excesivos para el pensamiento. Y tu forma de moverte, lozana, jovial, acuosa en los lechos que siempre tú dominaste y en los que yo no era más que mancebo de tus carnes. Pero el tiempo, desgastando mi juventud también ha cicatrizado las heridas de un amor perdido. Es en estos instantes cuando lo eterno adquiere sabor de lo efímero. Ahora ya no te extraño pues he aprendido que en el juego del amor nunca hay vencedores, sino vencidos.