Kenzaburo Oé nació en Ose, Japón, el 31 de enero de 1935 y estudió literatura francesa en la universidad de Tokio. Fue profesor del Colegio de México. Ya desde sus años de estudiante fue un destacado escritor, hasta el punto de que llegó a ganar en 1958 el Premio Akutagawa, el más importante galardón de su país. Desde entonces se le considera como uno de los grandes narradores japoneses de la posguerra. Ha sido el segundo japonés ganador del Premio Nobel de Literatura, que le fue entregado en 1994. Su obra más traducida y conocida es Una cuestión personal (1964), merecedora del premio Schinchosha.
Una cuestión personal es una novela que trata un tema duro y cercano al autor. Está basada en su experiencia personal como padre, ya que su hijo Hikari (cuyo significado en español es “luz”), nacido en 1963, padece hidrocefalia y autismo. La mayor parte de su obra gira en torno a esta situación familiar. En esta novela, el protagonista, a quien llaman Bird, es un profesor de la escuela preuniversitaria que sueña con viajar a África, pero ese viaje se ve constantemente interrumpido por una u otra situación. Al empezar la novela, el protagonista está mirando el mapa de África y se imagina cuántas actividades podrá desarrollar durante su viaje, pero al mismo tiempo su esposa está en el hospital a punto de dar a luz a un chico que sufrirá de una hernia cerebral y se encontrará al borde de la muerte. Bird, angustiado por la situación, vuelve a beber con una amiga de su juventud y a vivir junto a ella momentos que su mujer no le ha podido regalar. Todo esto marcado por la constante pregunta de Bird: qué hacer, si dejar que el chico muera y que los médicos practiquen una autopsia para estudiar la enfermedad (y contribuir de ese modo al avance de la ciencia), o permitir que intervengan al niño para salvarle la vida en una operación con grandes riesgos. Una doble opción que lo inclina a la depresión y a la bebida.
Como ven, es un libro muy crudo, muy duro, con una historia sobrecogedora. Pero está escrito de tal manera, con unas imágenes al mismo tiempo fuertes y dulces, que la lectura se hace agradable a pesar de todo. Contribuye a ello la traducción hecha directamente del japonés por Yoonah Kim, con la colaboración de Roberto Fernández Sastre, un buen trabajo.
El tempo narrativo también ayuda a la lectura: no hay más que unos pocos sucesos centrales, pero no toda la novela está construida mediante la conexión de esos núcleos, sino que entre ellos hay acontecimientos secundarios que favorecen el ritmo de la historia. Es, en suma, lo que le puede ocurrir a un padre angustiado por la posibilidad de que su hijo muera o viva en una operación quirúrgica, y en el tiempo que dura la angustia se cruzan algunos acontecimientos que más bien parecen relleno de la vida. La novela se ajusta, pues, muy bien a la realidad.
Publicada en Anagrama, en la colección Compactos, Una cuestión personal es una de las grandes novelas del escritor japonés que ha sido considerado como uno de los mejores contemporáneos de la literatura de su país.