Soldados de Salamina es una novela basada en la Guerra Civil española de cuyo contenido se pueden extraer detalles bastante interesantes. La historia de este libro está centrada en la búsqueda, la investigación y su desarrollo escrito, por parte del propio autor, Javier Cercas, que, hablando en primera persona, nos cuenta cómo va extrayendo la información de diferentes citas con gente cercana a los hechos que se cuentan en la segunda parte de la novela. Esta segunda parte consiste en la narración de los días que, tras un intento de fusilamiento, Rafael Sánchez Mazas —padre del escritor español Rafael Sánchez Ferlosio— tiene que vivir en un bosque. En el mismo bosque se encuentra con tres personas a los que él llamará «amigos del bosque», que son Joaquim y Pere Figueras, y Daniel Angelats. Sánchez Mazas está sorprendido porque un soldado, después de escaparse él del pelotón de fusilamiento, lo encuentra escondido en el bosque y no da la alarma, sino que le dice a sus compañeros que no hay nadie por donde él está; este hecho conlleva que el propio autor del libro se sienta como si su historia estuviera incompleta y busque, por ello, la última pieza que le falta.
Lo primero que he de decir del libro, aparte de que me ha parecido bastante interesante, es que tiene un estilo que hace, a mi parecer, que sus páginas se lean rápidamente. Este estilo consiste en frases extensas que dejan el tema más bien zanjado cuando llega al punto, es decir, la descripción de un paisaje o de un ropaje queda completa cuando la frase llega al punto, después de haber pasado por todas las partes descriptibles de ese objeto. Lo mismo sucede con la forma de narrar, también con frases bastante largas en las que abundan las comparaciones y las aclaraciones entre paréntesis o entre comas.
Por otra parte, cabe destacar algo muy interesante en la composición del libro. Está estructurado en tres partes, la segunda de las cuales es la que da título a la novela, y es el momento en que el personaje (que en realidad es el propio autor) escribe y narra los acontecimientos que vive Sánchez Mazas. Pues bien, la primera parte tiene cierto parecido con los libros de historia que siguen el canon de Herodoto y cuentan en un prólogo las diversas fuentes de las que se ha ido extrayendo toda la información. Esta introducción, aunque es bastante larga, resulta tan interesante por ese parecido con los libros historiográficos.
Por último, la tercera parte, en la que volvemos a estar en el presente y en boca de Javier Cercas, resulta bastante emocionante, pues continúa con sus entrevistas y sigue en busca de esa pieza que le falta para terminar el puzle que es su novela.
Todo esto siempre acompañado de una forma de narrar en primera persona que en la segunda parte, sólo en la segunda parte y no en todo su transcurso, se fusiona con la tercera persona al narrar hechos que no le sucedieron a él, sino al verdadero protagonista de la historia, Rafael Sánchez Mazas.
Una agradable lectura, lo digo en serio. No era el tipo de libro que me esperaba, y sin embargo, ha sido un placer descubrir que no era así. Espero que lo lean y les guste.