“El Aleph” y “El Zahir” son dos extraordinarios cuentos escritos por Borges, que fueron construidos en un plan simétrico.
Ambos empiezan con el dolor por una mujer que ha muerto y a la que el narrador amaba en forma secreto, en los dos cuentos esta perdida es anterior al hallazgo de un objeto mágico.
En “El Zahir” la mujer es Teodelina Villar y el prodigio, un Zahir (un objeto que no se puede olvidar, en este caso una moneda).
En “El Aleph” la mujer perdida se llama Beatriz Viterbo y el objeto mágico que se encuentra es un punto, escondido en una escalera que lleva a un sótano desde donde se pueden ver todos los puntos del universo.
El comienzo de “El Aleph” pone en escena el duelo, el amor secreto y el antiguo topos que comparte la muerte de la mujer a la que se ama con un mundo que trascurre insensiblemente.
“La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterno murió, después de una imperiosa agonía, note que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución había renovado no sé que aviso de cigarrillos rubios, el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio sería el primero de una serie infinita. Cambiará el universo, pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta ya no podía consagrarme a su memoria sin esperanza, pero también sin humillación”.
Borges comprueba que Carlos Argentino Daneri, el primo de Beatriz, ni estaba loco y que el prometido Aleph existe, en el punto mágico, Borges ve todo el universo:
“… ví todas las hormigas que hay en la Tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo templar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita. Ví la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viteri…”
Este articulo cuenta con fragmentos de “El Aleph” de Borges.