Las lágrimas se asoman a los ojos de Cindi. Los recuerdos brotan en su cerebro; de las tardes en el jardín cuando jugaban de niñas; ambas eran las mejores amigas… Y si que lo eran, pero ahora… ella había quedado sola.
Por que tú lo prometiste, señor, tú los salvarías.
Y bien pues, aquí están los elegidos.
Las lágrimas ruedan por las mejillas de la joven, mientras el viento acariciaba su pelo. A su ladoestaban Brianda y Esteban, sus padres, los cuales abrazados consolaban su propio dolor, en medio de aquel hermosos cementerio con lápidas y jardines amplios; árboles que ensombrecían aquel campo santo, a causa de la penumbra que empezaba a caer.
Entrando a su casa, tristemente se dirige escaleras arriba, mientras escucha los sollozos de su madre a la cual consolaba Esteban. En un intento por desaparecer de el dolor que la agobiaba penetra a su recamara y cierra con llave por el interior, recargándose en la puerta casi desfallecida. Con los ojos hinchados, mira su cuarto entero, lleno de muebles caros y decorados vanguardistas, sin embargo, nada la motiva. Lentamente se acerca al buró donde yacía la fotografía que refleja a las dos hermanas sonrientes, mostrando su juventud y alegría; la toma en sus manos y la contempla. Sin pensarlo se dirige hacia la puerta-ventana y recogiendo las cortinas de seda azul, logra observar el inmenso jardín y la alberca.
En su subconsciente invaden las risas de ambas cuando jugaban contentas en aquel lugar.
1 comentario en «Los Elegidos 2 (Brotan los recuerdos)»