En la absoluta oscuridad del callejón no se podía distinguir si llevaba camisa, camiseta, top o un abrigo. No hacía calor, pero tampoco hacía frío, y allí estaba ella, cuyo rostro tampoco logré ver, esperando que yo me acercara y satisficiera su deseo. No trataba de ofrecerme nada a cambio, pero tampoco quería ser correspondida sin compensarme por ello, no estaba echada por los suelos pidiendo a gritos un poco de amor para sobrevivir, no quería ser una vagabunda: pero se negaba a recurrir a la delincuencia.
“El amor se puede mendigar, comprar, recibir como regalo o recoger en la calle, ¡pero robarlo es imposible!”
Hermann Hesse
ESTA MUY CHAFILLA