¿Qué quieres ser de mayor, Manolito?, abogado, ¿por qué?, porque tienen mucho dinero, ¿qué quieres ser de mayor, Jaimito?, médico, ¿por qué?, porque ganan mucho dinero, ¿qué quieres ser de mayor, Pepito?, novelista, ¿por qué?, porque te conoce mucha gente y te piden que sigas escribiendo, ¿qué quieres ser de mayor, Juanito?, policía, ¿por qué?, para atrapar a los ladrones que roban bolsos a las abuelas, ¿qué quieres ser de mayor, Miguelito?, psicoanalista, ¿por qué?, porque así podré estudiar la mente de los locos e inmunizarme contra sus enfermedades, ¿qué quieres ser de mayor, Pedrito?, ¿yo?, prejubilado.
Cuántas veces habremos pensado en que nuestro oficio nos da igual si nos da la felicidad o nos libra de los peores problemas. Cuántas veces habremos deseado con todas nuestras fuerzas que nos toque la primitiva y, gracias a ello, nos podamos permitir dejar el mundo laboral para dedicarnos a vivir una vida llena de placeres y libre de preocupaciones. Pero, ¿cómo es exactamente esa vida? ¿Lo saben?
“Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste”.
Séneca