Logro respirar a profundidad y la sangre llega a mi cerebro como un rebote de lucidez. Vuelvo mi vista hacia la mesita de centro y distingo que aún se encuentra la correspondencia intacta, tal como yo mismo la dejé. Recibos de pago, estados de cuenta bancarios, folletos de venta en promociones, y una carta.
Mi corazón empieza a acelerar sus latidos. Una carta dirigida al tío Camilo. La observo con detenimiento y no queda duda, el sobre lleva impreso con letra legible: Sr. Camilo Osorio Cruz. Sin remitente.
Rompo el sobre casi con desesperación y me encuentro con un breve escrito:
Sr. Camilo Osorio C.
Siento no poder llegar en la fecha que indicó el General Antonio Garza Medina. Pero debido a las tormentas que se han presentado, he retrasado mi viaje, además de unos malestares propios a mi estado.
Esperando no incomodarlo, llego ante usted el próximo viernes.
Agradezco su comprensión.
Isabel Cristina Garza
La sangre se me heló al terminar la lectura. ¿Quién era realmente nuestra huésped?. Brindamos alojamiento a una completa desconocida, a una usurpadora.
3
Subí a toda prisa las escaleras, creo haber resbalado un par de veces, pero no me detuve al continuar mi carrera hacia la planta alta. Con rapidez, enloquecido me dirijo a la recamara de huésped. Al entrar recorro el lugar con la mirada. Todo en aparente orden, la cama, las cortinas, el guardarropa, el buró… algo hay sobre el buró. Me aproximo y puedo observar una cadena con un dije en forma de cruz.
Autor: Martín Guevara Treviño
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