(Salí de la habitación como un rallo, y puse la mano con la esclava ante la cara de Fernando.)
– ¿De dónde ha salido esto?
– Cuando usted entró en coma, la dueña de esa esclava iba todos los días a verle, ¿Qué digo…? Vivía en el hospital. Al principio manteníamos pequeñas conversaciones. Su mirada siempre estaba marcada por fantasmas del pasado y poco a poco se fue entristeciendo hasta que esa tristeza la dejo muda. Se pasaba las horas mirándole, cogiéndole de la mano mientras el mundo exterior se desmoronaba. Un día, entre en la habitación y ella habia desaparecido, solo me encontré con usted y en su mano descansaba esa esclava. Desde ese día no volvió a aparecer, supuse que se habría contaminado como todo el mundo. Poco después las Brigadas empezaron a llevarse por delante a todos los que no se sometieron a Ortiz y tuve que ocultarle, el resto de la historia ya lo conoce.
Conforme oía las palabras de Fernando, todos mis sueños empezaron a elevarse como pompas de jabón, esfumándose en el aire con un destello.
— Creo que ya hemos perdido mucho tiempo, ¿tenemos explosivos?— dije con tanta energía que casi me quedo sin aire
Continuará….
Si señor, aqui llega la acción! Esperamos el desenlace con impaciencia.