Crítica de la razón pura
En su crítica de la razón pura Kant se pregunta si se puede obtener un conocimiento científico y de las realidades de las que no tenemos un conocimiento sensible o previo.
Su crítica de la razón pura se divide en tres partes: En la estética trascendental estudia las condiciones sensibles del conocimiento, en la analítica trascendental estudia el entendimiento y en la dialéctica trascendental estudia la razón.
Las categorías solo son aplicables a fenómenos. Aplicar más allá de la experiencia es ilegítimo, aunque inevitable, según este pensador.
El conocimiento racional, diferente del conocimiento sensible y del entendimiento, trata de encontrar juicios que justifiquen las afirmaciones previas (nos remiten del condicionante al condicionado). Esta serie proseguiría hasta el infinito, lo que dejaría a la razón sin respuesta.
De ahí que la razón no lo acepte y busque una explicación satisfactoria, aquello que condicionando –causa-, no haya sido condicionado –efecto-, es decir lo incondicionado. Mientras esa búsqueda se mantenga dentro de los límites de la experiencia es legítima. No así cuando se sale de los límites, como ocurre con la metafísica.
La metafísica como ciencia es imposible porque las categorías sólo pueden aplicarse a los fenómenos y las realidades metafísicas (Dios, alma, mundo) escapan a la experiencia fenoménica. Los juicios sintéticos a priori son imposibles en la metafísica.
Kant considera que la metafísica esta dividida en tres ramas: psicología (alma), cosmología (mundo) y teología (Dios). Ese ámbito no será el teórico (conocimiento científico) sino en el práctico (conocimiento moral), objeto de estudio de la Crítica de la Razón Práctica.
(Continuará).