La noche que me acosté triste la carretera era un batir de luces hacía ningún lado, un carril oscuro donde uno se desplaza por la propia inercia de las rectas y en pequeños trances vuelves a la realidad observando que no sabes donde estas y continua el movimiento por inercia. La vida burbujeaba a mi alrededor acartonando los sueños.
La noche que me acosté triste había olvidado quien era y el motivo de mi existencia se me mostraba difuso e incoherente.
La noche que me acosté triste paseaba la mirada por los libros sin encontrar nada, solo polvo, tinta y olvido.
La noche que me acosté triste había olvidado los besos y el amor, la amistad, el deseo de una época, la incertidumbre del futuro. La noche que me acosté triste no soñé y las estrellas no salieron, ni la luna. La noche que me acosté triste me acordé de ti, dormí profundamente.