El brillo de sus ojos se tornaba distinto, se parecía cada vez más a Kenny, se reflejaba en su mirada. Observa la fotografía que yacía sobre el mueble del espejo, la toma en su mano. En ella parece Kenny.
—Te has ido, pero he quedado yo.
Camina con la fotografía en su mano, se asoma por la ventana, observa al exterior desde ese cuarto piso.
—Ahora el mundo es mío, lo podré devorar yo sola. Ya no estas tú. Ahora soy yo.
Lanza una sonrisa fría observando hacia la calle. Deja la fotografía sobre la cama, abre el guardarropa de la difunta, extrae el vestido favorito de su amiga muerta. Se cambia de ropa tratando de imitar a Kenny, se observa en el espejo sonriente. Da un violento impulso a la sabana de la cama haciendo caer la fotografía al suelo, se lleva la sábana a la cabeza cubriéndose como una virgen.
—Eres la más hermosa —se observa en el espejo.
Abre sus brazos con la sábana aparentando un par de alas, comienza a dar vueltas sobre si misma tarareando un canturreo. Cae al suelo mareada, le parecía que la fotografía se movía de lugar al tratar de tomarla. Cierra sus ojos recargando su cabeza en la alfombra. La habitación era tan enorme para ella sola. Abre sus ojos, el mareo había sucumbido, toma la fotografía observándola.
—¿Por qué?
Retira la sábana de su cuerpo, poniéndose en pie saliendo de la habitación con la fotografía en su mano.
Llega hasta la cocina, coloca el tapón en la coladera y abre la llave de agua acumulándose lentamente.
—¿Qué me esta pasando, Dios mío? —observa la fotografía.— Te esta apoderando de mi, de mi voluntad. Tú ya estas muerta, sólo quedo yo, he quedado libre. Ahora no podrás decir que eres mejor que yo. ¡Ilusa!, yo soy la mejor —reacciona por un instante. —¿Qué estoy diciendo?
El agua seguía acumulándose, Nora sumerge la fotografía se ve a la chica hermosa sonriendo bajo el agua, pareciera que trataba de ahogarla. Saca su mano del agua dejando la fotografía flotando. Se dirige a la sala, toma una rosa blanca en botón que yacía en un florero. Acaricia la flor, la huele, invadida por un sopor que la sometía. Reacciona, arroja el florero contra la pared y despedaza la flor que lleva en la mano.
37.
Nora penetra en su centro de trabajo, a su paso todos se quedan sorprendidos, lleva puesta la ropa de Kenny y su modo de caminar y el maquillaje son similares.
—¡Tú! No puede ser —grita Anabel.
Todos se quedan asombrados con el parecido de la asesina, que ahora llevaba Nora
—¡Deténganla! Es una asesina. Es Kenny, está loca, deténganla —Anabel histérica.
—¡Cállate estúpida! —furiosa Nora. —Yo no soy Kenny, y la única loca aquí, eres tú.
—Discúlpame, Nora. Estoy muy afectada con los acontecimientos —apenada Anabel.
—Ya estoy harta de que me relacionen en todo momento con Kenny. Entiéndanlo, ella ya está muerta, y yo… yo sigo viva
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