Diosa de Papel (XI Malas noticias)

     —¿Por qué habría de haber matado a tu madre? Sergio no parece un asesino. —cuestiona Nora.

     —No lo sé amiga. Mi cabeza está llena de problemas, siento que voy a estallar. Y ahora esto, la televisión difamando mi imagen.

     —Tranquila, Kenny. Ya veras que vendrán tiempos mejores. Son cosas que se atraviesan en nuestra vida para hacerte crecer. Saldrás más fuerte de todo esto.

18.

     Un trío de patrullas con las torretas encendidas, y una camioneta con el logotipo de servicios periciales estacionados a orilla de un gran basurero clandestino, cerca de un arroyo de agua turbia. Agentes policiacos caminan sorteando la basura diversa en el lugar, llevan puesto un cubre bocas. El Comandante Balbuena agachado frente a un cadáver que yace desnudo boca abajo entre la basura. A su lado de pie se encontraba el Agente Luis Tapia, ayudados por otro policía dan vuelta al cadáver dando la cara al cielo, descubren los raspones que el cadáver lleva en la piel en putrefacción, estupefactos descubren que se trataba de Sergio Blasco, el cuerpo presentaba un hoyo en el pecho, la cavidad estaba llena de gusanos, sorprendidos descubren que le faltaba el corazón.

19.

     En la agencia Alta Elegancia, el trabajo transcurría con normalidad, solamente la tensión reservada entre las compañeras hacían sentir el ambiente como si raspara. Kenny entra en la cafetería mirando hacia distintos lados, hasta descubrir a Anabel sentada en la mesa junto a la ventana que dejaba ver la calle, se dirige a ella sentándose sin ser invitada.

     —Hola, Anabel. Tenemos que hablar.

     —Me enteré de todo a través del noticiero.

     —Nada de lo que ahí mencionaron es verdad.

     —Ya no necesitas mentir, Kenny. Conozco a mi marido y sé que siempre estuvo interesado en ti. No me sorprendería que hubieras sido una de sus aventuras.

     —Por favor no me ofendas… No pasó nada entre nosotros. Te los aseguro.

     —Creo que Sergio me abandonó por tu culpa. Tú sabes donde está ahora. Solo envíale mi mensaje, dile que se puede ir al diablo, ya no seré la estúpida que se quedará llorando en casa a esperarlo.

     Detienen la charla al observar una sombra acercarse, levantan la vista para encontrarse con el Comandante Balbuena.

     —Disculpen. Señora Guzmán. —interrumpe Balbuena.— Encontramos a su marido.

     Las dos modelos se levantan de sus asientos impulsadas por las interrogantes.

     —¿Dónde? ¿Cómo está?—interroga Anabel.

     —Lo encontramos muerto. —secamente el Comandante.— A la orilla de un arroyo de aguas negras, en un basurero clandestino.

     Las dos mujeres reciben la noticia con asombro y tristeza. Las lágrimas no se hacen esperar en los rostros femeninos.

     —¡No! —reprocha Anabel—No puede ser. ¿Qué fue lo que ocurrió?

     —Cayó en manos de un psicópata.

     —¿Quién es el culpable? —pregunta Kenny.

     —Lo ignoramos. Pero estamos seguros que se trata del mismo que asesinó a su madre.

     —¿Qué está diciendo?

     —Los dos cadáveres presentan características idénticas. —informa el Comandante.

     —¿A qué se refiere? —indaga Anabel.

     —A ambos cuerpos les robaron el órgano vital… Les extrajeron el corazón sin dejar rastro.

     La impresión de la noticia deja boquiabierta a las jóvenes mujeres.

Continuara…