Incompletas palabras a Santiago
(lejos de ser un resumen, son solo unas humildes palabras de agradecimiento, descriptivas tal vez, incompletas quizas, eso lo dira quien las lea, quien conozca a este muchacho, con la nobleza que rebalsa de su morral, de su bolsillo, de sus retinas, con todo lo que tiene, y con todo lo que le falta. En síntesis, lejos de ser bohemios, poetas o escritores, siempre buscamos por resultarnos mas cómodo, esta forma de sintetizar las sensaciones, por escrito y en verso, «sin grises ni medias tintas». Para ud comandante en alma, estas palabras que espero que queden para siempre)
Apareciste no se con que sol
ni con que sonrisa
ni con que pretexto
trajiste sueños escondidos en las manos
y las manos escondidas en tu espalda,
para sorprenderme, como siempre.
Viniste empuñando esos pinceles
rebozados de sensaciones
para pintar tu arco iris,
y enseñarme como puedas los colores
y para que yo, como pueda, los aprenda
y por supuesto me prestaste tus ojos
tus ojos de ver el mundo
que no son los ojos del mundo
para ver a su gente
que se desvive, se pisa
se desconoce, se mata, se muere
sino que son tus ojos, mis ojos
los de antes,
los de ahora
los de siempre.
Me mostraste el alma con la mirada,
y aun sabiendo que a veces calla
la escuche gritar, gritarme, gritarte
la escuche llorar, llorarme, llorarte
después de todo es así,
con cada grito trajiste lagrimas,
y me enseñaste que llorar
también es cosa de hombres.
Me enseñaste a viajar,
y tomar nuestros proyectos
con la fuerza que un revolucionario
tomó un fusil y le dio a los traidores
y pudimos aprender juntos,
quien fue ese revolucionario,
y le dijimos Che,
y colgamos su cara en las paredes.
En fin, apareciste
no se con que sol ni con que sonrisa
ni con que pretexto,
ahora,
por favor, no desaparezcas.