El alba abre paso a las doradas lanzas terráqueas, que caen melosamente sobre los pétalos del suelo. Las lágrimas del amanecer, rocío mañanero, bañan con su manto las flores del romero. A lo lejos una carretera plagada de mustios veleros, levitan por el asfalto y humo, intentando aspirar la esencia de este otoño que amanece. No todo es muerte ni hojarasca en este presagio de invierno, sobre estacas florecen las rosas del marinero. Son variadas su formas, sabores y colores, dando vida a una huerta de abundantes nostalgias. Mientras escapo un segundo, aspiro los aromas de rosales. Son flores del otoño, invierno, primavera y verano. Declaraciones de amor con bombones y carta en mano.
Fotografía: Luis de la Presa