Hay problemas con un intento de publicación de una enciclopedia sobre el mundo de Harry Potter, el que había creado antaño la escritora británica J.K. Rowling y cuya saga acaba de terminar con la séptima y última novela: Harry Potter y las reliquias de la muerte. La escritora ha declarado que han sido violados sus derechos como autora de esta serie de libros, ya que el autor Steve Vander Ark intenta publicar lo que había plasmado en la web www.hp-lexicon.org –aclaraciones sobre el mundo de Hogwarts– en formato libro.
La escritora se ha visto tremendamente afectada ante tal situación, ya que el autor de esta enciclopedia a la que pretende llamar Harry Potter Lexicon no ha realizado para ello ninguna investigación, sino que ha utilizado exactamente los textos que había utilizado antes la autora en los best sellers originales, luego supone una doble violación de los derechos de autor.
La autora se ha declarado a sí misma usuaria de la web mencionada anteriormente, pero no es lo mismo ver esa información en una web que verla impresa en un libro que se va a vender por 24,95 dólares. En este caso el autor estaría ganando dinero a costa de la producción de Rowling, lo que no es nada justo ni para la escritora ni para los lectores y seguidores. Además, la mujer ha declarado que junto a sus hijos, el mago lo es todo para ella. Hay que recordar que su primer libro –Harry Potter y la piedra filosofal, con el cual comenzaba una larga serie que ha tenido un notable éxito en todos los lectores, que han ido creciendo a medida que el mago también ha ido creciendo– fue el que le sacó de la pobreza y convirtió a Rowling en una de las escritoras más prestigiosas del género.
Pero, además de todo esto, no se trata tanto de derechos de autor como de derechos personales. La mujer ha creado un mundo completamente nuevo, completamente ideado y completamente fantástico que ha llevado a muchísimos lectores desde a afanarse a la lectura hasta a ir en busca de sus firmas. Eso tiene que ser respetado, independientemente de los derechos de autor y del dinero que la mujer gane con la venta de los libros y todos sus complementos –películas, posters, etc.–. No hay más bien personal para un autor que su propio libro, luego hay que luchar porque Harry Potter siga siendo propiedad intelectual, cultural, personal y emocional de la autora y de los lectores que la siguen.
La editorial RDR Book no debe publicar ese libro, entre otras cosas, porque viendo la situación no conseguirá muchos lectores. Así que, señor Vander Ark, mejor que no lo haga. Dedíquese a pensar y escriba una novela de fantasías si eso es lo que desea, pero con cosecha propia. Quizá consiga el mismo mérito que Rowling –cosa que dudo–.
Como último detalle –evidentemente al final del todo, porque es una última aclaración que muestra mi posición frente a la publicación de ese libro– diré que hace tiempo que dejé de leer a Harry Potter –lo dejé en La orden del fénix, es decir, los dos siguientes no los he leído– porque me dejó de gustar la novela de fantasías, y aun así estoy totalmente a favor de la señora Rowling. La propiedad intelectual es intelectual porque pertenece al intelecto y es propiedad porque pertenece a alguien determinado. Ese alguien determinado es, sin ningún género de dudas y sin contradicción alguna, J.K. Rowling. En consecuencia, si he de decir que amo la novela de fantasías para que la propiedad intelectual de Rowling se respete, aquí va: amo la novela de fantasías.
¡Viva la propiedad intelectual!
Fuentes: El Mundo y El País.