Dudaba ante el delicado cuerpo que me presentaste. Era de noche y las sombras delataban nuestro refugio, un lugar donde no podían vernos, un lugar donde estábamos seguros. Era la primera vez y a mi mente acudían los mitos del cine, aquellas escenas en blanco y negro donde tu bruma daba un toque místico. Cuidadosamente acerqué el mechero a tus labios y prendiste. Fue tu sabor el que me hizo toser, vomitar, llorar. Decidí darte otra oportunidad, volví a toser, vomitar, llorar. Te di otra oportunidad, y otra, y otra, hasta que adquiriste aquel aroma que yo buscaba. Desde ese momento fui tu esclavo, ya no buscaba oscuros rincones para besarte. Entrabas y salías, clavabas tus garras en las tierras húmedas de mis labios. Eres el ángel blanco de la muerte, el cruel veneno que corre por mis venas. Te dejo y desespero, te vuelvo a dejar y corro de nuevo hacía ti arrepentido. Siempre que te han insultado yo he salido a tu defensa, alegando que “Nos dejen en paz” somos tu y yo, aunque creo que sólo eres tú pues yo no soy sin ti. Ahora ha pasado el tiempo desde aquella primera calada y cada vez te beso con más constancia. Soy tu total esclavo y sólo me queda rezar por tener el valor suficiente para dejarte o esperar el inminente final que tienen todos tus amantes.
Que bueno tio! estamos el petrol y yo partiendonos aqui, dice que va a volver a fumar después de leer eso. A ver si aguantas como Santiago Carrillo!
Si fumara me habria encendio un cigarro a tu salud. Bueno seguro que tu ya lo has hecho. Ale