De repente, la síntesis en cuestión me parece la metáfora de un lugar común de la burguesía argentina de aquellos años: el “triangular”. El “triangular”, era esa estrategia turística que consistía en pasar por Nueva York (Estados Unidos) cuando uno viajaba a París y viceversa. Por casi el mismo precio.
Lo importante es que el “triangular” agudizaba la percepción de los dos puntos terminales, hacía entrar en una lógica terciaria: como decía un científico social y antropólogo, una información es una diferencia entre dos cosas registrada por una tercera.
La lógica terciaria me lleva a la música de «El tercer hombre». Me acuerdo del viejo disco 78, con una etiqueta amarilla.
Adolescente, vivía en un departamento con mis padres y con decenas de discos de Bing Cosby y Charles Trenet. Por la noche escuchaba «Música en el aire» por la radio, animada por la voz inconfundible de mi locutor preferido.
Mientras escuchaba la radio, espiaba por la ventana a la muchacha rubia que vivía en el edificio de enfrente. Después de la cena, yo era el encargado de llevar los paquetes de basura al incinerardor, ubicado en el descanso de la escalera.
Cuando conseguíamos coordinar nuestras tareas, la chica y yo nos encotrábamos justamente en el incinerador y nos besábamos y apretábamos. Esa rubia fue mi primer novia, indisolublemente asociada a Bing Cosby, Charles Trenet, «El tercer hombre» y «Música en el aire».
Francia, Estados Unidos, novias, aviones: todo estaba preparado , desde mis catorce o quince años. ¿Qué hubiera sido de mi iniciación sexual si hubiese nacido en París, donde nunca existieron los incineradores?
Tal vez Buenos Aires halla sido para mí siempre ese lugar originario desde el cual resulta posible trabajar la diferencia entre el sentido y el comportamiento, es decir, entre el cartesianismo francés y el empirísmo americano.
Tal vez Buenos Aires sea el revelador (en el sentido fotográfico del término) de la verdad de París y de Nueva York. Como un hijo es revelador de la verdad de sus padres. Como el amante revela la verdad de su pareja. O el Tercer mundo, la verdad entre el Primero y el Segundo. Etcétera.
Tal vez para mí, ser argentino sea ser terciario.
Eliseo Verón.